jueves, 14 de mayo de 2009

Invitación

Queridos Todos:
Saludos!
Quiero empezar este mensaje recordando unas palabras que nos pueden ayudar mucho en este momento: "Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados."
La promesa que nos hiciera Jesús hace tanto tiempo se legitima cuando juntos, como hijos de una misma patria, los guatemaltecos nos cansamos de beber sangre de tantos mártires y empezamos a caminar en la senda de la lucha por la justicia.
Definitivamente el asesinato del Lic. Rosenberg es algo que nos golpea a todos. No porque sea una persona de clase alta, sino porque todos los asesinatos que ocurren en nuestro país nos golpean.
El vídeo que el Lic. Rosenberg dejó como testimonio póstumo está marcando la historia de Guatemala. Estamos viviendo un momento que no va a dejarnos igual que antes.
Personalmente, creo que es un momento propicio para exigir justicia. No en el caso particular del Lic. Rosenberg, sino en todos los casos y en todas las esferas.
Justicia es que se resuelva el asesinato de este nuevo "héroe" guatemalteco, pero también que se resuelvan todos los demás homicidios, justicia es que haya aunque sea un plato de frijoles en todas las mesas de todos los guatemaltecos, justicia es que nuestros jóvenes tengan opciones para estudiar, y que todos los que aquí vivimos tengamos la opción de buscar el desarrollo sin temor a que nos extorsionen, nos secuestren o nos maten.
Todos los guatemaltecos tenemos "hambre y sed de justicia". Desgraciadamente, no todos estamos dispuestos a pagar el precio por vivir en esa tan anhelada "justicia".
Lo cierto, mis queridos amigos es que estamos en un momento en el que no podemos quedarnos callados. En esta transición que estamos viviendo, tenemos que tener una postura definida hacia el polo al que queremos llevar a nuestro país. Pero tenemos que estar bien claros en el hecho que cualquier opción que tomemos tenemos que defenderla hasta el último extremo.
Es ofensivo que nos encontremos con tantos mensajes en el Facebook, Msn, Hi5, etc., en los que la gente despotrica en contra de las autoridades exigiendo "justicia", sin siquiera haberse preguntado en algún momento si estaban actuando ellos mismos con justicia.
Si exigimos justicia debemos empezar por ser hombres y mujeres justos. Ser justos significa darnos cuenta que estamos en la posición en la que estamos gracias a muchas personas a las que se les niega constantemente la opción por el desarrollo. Ser justos significa aprovechar estas oportunidades de estudio y trabajo en favor de esos desposeidos.
Ser justos significa levantar la voz contra cualquier injusticia, no sólo contra las cosas (injustas o no) que nos afectan a nosotros. Ser justos es repartir lo bueno entre todos.
La invitación está lanzada para manifestarse pacíficamente el domingo a partir de las 10:00, eso lo va a hacer cualquiera, igual, desgraciadamente hoy es la moda.
La invitación que yo les envío a ustedes, mis amigos es que si van a participar lo hagan con la convicción y el compromiso de que se van a comprometer por alcanzar la justicia, mantenerla y perfeccionarla. Desde cada uno de nuestros lugares de trabajo-servicio es el momento de construir la Guatemala que queremos.
En lo personal, yo si quiero saciar esa "hambre y sed de justicia", Jesús mismo fue el que dijo "denles ustedes de comer" y posteriormente San Pablo sentenció: "el que no trabaja, que no coma".
La invitación es más grande de lo que nosotros nos imaginábamos.
Si alguien se apunta para ir reunámonos y manifestemos juntos, quedemos en donde juntarnos, de qué color vestirnos y qué carteles llevar. Por mi país, yo si me apunto.

martes, 12 de mayo de 2009

miércoles, 6 de mayo de 2009

Así están las cosas

A veces, cuando ha pasado tanto tiempo desde la última publicación, me doy cuenta que es necesario acercarme nuevamente a este espacio, abrir la válvula, dejar que todo salga y con ello, dejar una "entrada" que valga la pena leer.

Des-afortunadamente el problema existencial es más importante que el literario. Des-afortunadamente la vida va corriendo tan rápido que pretender que todo quede registrado en una sola entrada es tan irresponsable como afirmar que el Presidente de la República va a disolver el Congreso...

Lo que si puedo decir es que en este tiempo, desde la última publicación, he vivido, he soñado, he logrado, he fallado, he amado, he temido, he construido, he derribado, he comprado, he vendido, he llamado, he contestado, he gritado, he callado, he dormido, he trabajado, he sonreido y no he llorado, pero he querido.

Estar dedicando mis días al estudio del Derecho me ha permitido preguntarme si es a eso a lo que quiero dedicar el resto de mi vida, si al final de mi tiempo no me reprocharé por no haber sido más valiente y arriesgarme a cosas más intrépidas.
Casualmente, después de más de un mes de no ir a Misa, de no haber rezado y de haber dado por hecho que con Dios éramos tan buenos amigos que no necesitábamos platicar, tres noches con fiebres de 39 y 40 grados, me permitieron ver el crucifijo que está sobre mi puerta y por menos de un minuto darme cuenta que, a lo mejor no vaya dedicar toda mi vida al Derecho, porque quiero dedicarla a la Justicia.
El hecho de haber estado contagiado de esa cruel enfermedad que llaman vulgarmente "enamoramiento" y de haber sido despreciado, apreciado, despreciado y vuelto a apreciar, me confirmó mi creencia en que no existe "el amor de la vida" y que gracias a Dios, siempre estamos en la libertad de escoger a quién amamos.
La oportunidad de decidir a qué actividades asistir y de fundamentar mi decisión en hechos reales y no sólo en movimientos emocionales, me hizo entender que mi tiempo es más escaso, más valioso y que por ello debo repartirlo con más sabiduría.
El ver a mi familia "crecer y multiplicarse" me hace sentir una ternura que no sabía que podía sentir. Me hace ver el mundo de una forma que no lo había visto.
Extrañar a algunas personas y reencontrarlas, me ha hecho gozarme esas presencias. Alejarme de algunas otras y no encontrarlas, me ha permitido amar con mayor libertad.
Han habido una serie de eventos, una verdadera cadena de situaciones que han permitido llegar hasta aquí... Me gusta en donde estoy, espero compartirlo con alguien y le doy gracias a Dios por todo.
Al parecer, hasta el día de hoy... Así están las cosas.