No sé cuántos se hayan puesto a pensar que cuando celebramos nuestro cumpleaños estamos cerrando un año, así ahora que cumplo 26 lo que realmente está pasando es que termino (cumplo) el año 26 y empiezo el 27.
Lo cierto es que no importa cuántos años se "cumplan" siempre es bueno hacer un pequeño inventario de lo que pasó durante el año que se cierra. Gracias a Dios, mi cumpleaños es en diciembre y no tengo que hacer un doble esfuerzo, sino que el de cumpleaños me sirve para el del año y viceversa.
Creo que es justo determinar en qué momento empezó el año y yo creo que el año realmente empezó con esto: "II) En consecuencia se decreta el SOBRESEIMIENTO dentro del presente proceso a favor del procesado FRANCISCO JAVIER URIZAR PEREZ" curiosamente mi año nuevo fue el 5 de junio de 2008, tal vez la mayoría ya estaba pensando en el final del semestre o el inicio del interciclo, pero yo no... Yo estaba empezando mi 2008.
Por supuesto que esa decisión de empezar el año en una fecha que no es la usual, es tan personal que uno no puede evitar vivir momentos importantes con otras personas que empezaron su año en otra fecha, tal vez el 1 de enero o tal vez otro día, pero lo importante de todo esto es que uno se puede dar cuenta que la vida va pasando y conforme pasa el tiempo se va llenando nuestra canasta de momentos buenos y malos, pero sobre todo buenos.
Así en esta "entrada" quiero agradecer esos momentos buenos, que fueron muchos y también esos momentos malos, que aunque pocos también fueron parte de este año.
Agradecer a los que conocí este año, agradecer a aquellos con los que compartimos alguna lucha, y también aquellos con los que alcanzamos algún sueño. Felicitar a los que llegaron a alguna meta y también a los que se trazaron una.
Abrazar a los que perdieron a alguien y consolar a los que lloraron, ofrecer mis manos a los que necesitan ayuda, mi corazón a los que buscan cariño y mi oración a los que requieren fortaleza.
Ha sido un año bueno, muy bueno. A pesar que trato de recordar momentos difíciles, son los buenos los que vienen a la cabeza y la verdad me da un poco de miedo. ¿Hasta dónde gozaremos de tanta bendición? ¿Merezco en serio tantos dones? Ojalá que nunca se me olvide agradecer lo que he recibido, para mantener siempre presente que no soy yo el que lo consigue sino es Dios quien me los regala, y como son de Dios todas las cosas que tengo, no me queda más que compartirlas con todos los que de alguna u otra manera me rodean.
A todos gracias, son mi don más preciado, confío en que Dios me seguirá dando las gracias para que ustedes me sigan considerando su amigo.