martes, 5 de agosto de 2008

Y sigue la primavera...

Valiente afirmación debajo de tanta lluvia. Hasta un poco irresponsable si pensamos en los hermanos de la Unión y de otros tantos lugares. Sin embargo es cierta, sigue la primavera.

No quiero ponerme en un plano totalmente egoista, pero si puedo descubrir rastros de primavera debajo de tanta agua, en medio de tanto derrumbe, sobre tanta corrupción.

Es cierto que en mi Congreso se perdieron 82 millones de quetzales. Supongo que es fácil perderlos, uno no está acostumbrado a ver 82 millones de quetzales, a lo mejor y ni siquiera es culpa de ellos, sino que simplemente, se perdieron. Así como se pierde un calcetín entre las chamarras, pero no se pierden los dos, sino que sólo uno. Inexplicable pero cierto, dolorosamente cierto.

A veces, cuando se me pierde un calcetín en las chamarras de mi cama yo le digo a mi mamá que es un duende el que se lo lleva. Nunca he visto al duende, pero nunca me han dado una explicación más científica de ese hecho, así que si 13 millones de personas pueden creer que se perdieron 82 millones de quetzales, ¿por qué no va a creer mi mamá que mi calcetín fue robado por un duende?

Creo que la respuesta es sencilla: Mi mamá sabe que no es posible y sinceramente, yo lo sé también. Pero entonces... Será que realmente hay 13 millones de gentes (si gentes, no personas, sino gentes, porque son nuestra gente) que creen que se perdieron 82 millones... no sé... no sé...

Si así fuera, creo que ya comprobamos que nuestro país no necesita 158 diputados, sino que sólo un grupo de hijos que culpen a los duendes y un grupo de mamás que se los toleren aunque no lo crean. Por mi parte, me ofrezco de forma voluntaria.

Pero ya que respiré por la herida, continúo defendiendo mi irresponsable afirmación. Gracias a Dios, el Internet está en todo el mundo y en algún lugar tiene que ser primavera y ahí pensarán que no estoy loco. Desgraciadamente, vivo en Guatemala y nos estamos hundiendo y aquí ya piensan que estoy loco.

Pero no importa, porque la primavera es lo que es. El momento oportuno para el florecimiento, para el enamoramiento, para la inspiración profunda... Es el momento en el que se pone de manifiesto una cosa, las manzanas estallan en los árboles, los novios se besan mientras se muerden la risa y un ansia de vivir entra en nuestra alma como un grito, ese día, decidimos salir al jardín y echamos a correr sin volver la vista atrás... (dónde escuché eso?)

La primavera es el momento en el que nace lo bueno, lo bello, lo artístico... Y puedo decir que desde la última vez que escribí nació la bebé de Astrid y Aldo (o sea mi sobrina), Tierra de Árboles (por favor visiten la página www.tierradearboles.com), siguen los ensayos de Prohibido Suicidarse en Primavera y se han creado personajes, pero sobre todo y ante todo, se han creado amistades y para eso no hemos ensayado mucho, se ha reiniciado el proyecto "Sal de la Tierra", mi hermano Pablo cumplió años, regresó a Guatemala el P. Dubón, he entablado amistad con los de mi ECO...

Y eso es poco, yo sé. Realmente esta "entrada" no es más que un destello de egocentrismo para que los que lo lean se den cuenta de lo maravillosa que es mi vida, o tal vez sea una movida de tapete para que se den cuenta de lo bueno que está alrededor de cada uno.

No sé, los que me conocen sabrán cuál es la naturaleza de esta publicación y los que no, confíen en la Providencia...