domingo, 11 de mayo de 2008

En esas cosas en las que uno es juez y parte

Hay quienes dicen que uno "no puede ser juez y parte", pero definitivamente hay veces en que no queda de otra, y es más, creo que siempre, en cada decisión y en cada situación somos obligadamente Juez y Parte.
Empiezo por lo más sencillo, lo más evidente. Somos "parte" siempre y cuando el asunto nos interese, cuando tenga una relación directa con nosotros y no podamos eludir la responsabilidad de actuar o no actuar frente a esa situación. Y desgraciadamente, ante la necesidad de ser parte de algo, muchas veces nos tomamos por la fuerza el derecho de decidir sobre lo que es bueno o malo para los demás... Resulta claro, que hay algunas relaciones que nos permiten hacerlo, y por supuesto que el amor nos legitima para "proponer" algún cambio, iluminados siempre por el deseo de ver convertido al objeto de nuestro afecto en una mejor persona, pero, definitivamente debemos estar abiertos a aceptar que esa propuesta puede o no ser tomada en cuenta. Esas veces que interferimos con un interés legítimo en el bienestar de otra persona, por muy involucrados que estemos en su vida, no podemos ser considerados partes, si la situación no nos afecta directamente, somos unos simples "terceros interesados".
Por lo menos para mí quedó bastante claro lo de ser parte, pero para ponerlo de una forma más coloquial, somos "parte" cuando no estamos "sudando calenturas ajenas".
Y somos "Jueces" siempre que somos parte, porque la persona responsable siempre debe tomar una acción frente a lo que le afecta, eso lo obliga a llevar un razonamiento lógico para después emitir un juicio valorativo y en virtud de él manifestar la decisión (si o no) frente a lo que la situación le plantea.
Se me hizo justo escribir esto por dos cosas: PRIMERA: Este es mi blog y puedo escribir lo que yo quiera. SEGUNDA: Que por haberme encontrado frente a una situación en la que me encontré con la realidad de dos personas una que participó directamente en mi vida y fue parte de ella por mucho tiempo y otra que no estuvo involucrada tan profundamente conmigo, pero a la que le guardé igual mucho cariño.
Finalmente entiendo las sabias palabras de Vivi Juárez: "uno no es lo que hace". Una de esas personas, dedicada a "hacer" cosas buenas, tuvo la oportunidad y "fue" mala. La otra, que al parecer "hizo" algunas cosas malas, es reconocido por todos por "ser" una persona buena.
Las dos personas involucradas en mi vida, mi decisión sobre guardar el recuerdo de una y mantener la amistad con la otra. Mi juicio se basa sólamente en las actitudes que tuvieron conmigo, lo demás, es lo de menos...
El recuerdo, que se mantenga y viva para siempre. La amistad que se deseche y se desconozca a quien la propone.
La sentencia inapelable y ejecutoriada.

1 comentario:

chioSosa dijo...

Por qué sera que siempre queremos ser parte cuando en realidad no lo somos y esto solo conlleva mas problemas a las verdaderas partes.. siempre me lo he preguntado y es que en realidad como personas nos llama ese morbo tan basura de querer saber la desgracia de los demas. Por otra parte vale la amistad sincera, la que te ayuda a ver en donde erras..y la que hace que enmendar.. pero, pero, siempre existe un pero.. sera siempre la parte involucrada la que tome la ultima decisión. Me gusta como escribis.. me haces pensar.. eso es bueno jaja.. y me gusta sber tus puntos de vista.. en serio que conocerte ha sido una de las cosas max de este año. =)